Belén Significa la Casa del Pan

“La adoración de los Reyes Magos” - Giotto (1304-1306) 
La Biblia es sagrada literatura que extiende sus metáforas en el espacio y en el tiempo. Cuando los israelitas ocuparon Belén, cambiaron el nombre cananeo de Beth Lahamu (‘casa del dios Lahamu’, que solía ser representado como una serpiente, como el símbolo del Mal para los judíos) por el hebreo de Bet Léhem (‘casa del pan’). Tuvieron que pasar más de mil años para que este juego de palabras, esta casa del mal vencido que se transforma en casa del pan, se hiciese Palabra y cobrase todo su sentido. Ya lo sabéis, allí, en un pesebre, donde come el ganado, el Creador se hizo Criatura y se hizo Pan de Vida.

Si, se hizo pan, el alimento más sencillo y más  necesario: el "fruto de la tierra y del trabajo del hombre" que el mismo Dios recrea:
Yo soy el pan vivo que bajado del cielo; el que coma de este pan, vivirá para siempre. (Jn 6, 51)
Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía". (Lc 22, 19-20)
Caminemos pues esta Navidad a Belén para adorar a ese Niño que es Dios hecho hombre y comamos alegres su Pan, que es Paz, que es Amor, que es Perdón, que es Eucaristía, y descubrámoslo -confiados y amantes- en el silencio, en la oración, en el servicio al prójimo, con la esperanza cierta de que Él nos transforme y vivamos ya para siempre.
FELIZ NAVIDAD
Juan Pablo Navarro

Veinte peticiones para los veinte misterios del Santo Rosario

Este verano, el día de la Asunción, el Papa Francisco, desde el balcón de Castelgandolfo, lanzó esta pregunta: "¿Vosotros rezáis el Rosario todos los días". Mi respuesta fue un claro no y desde entonces me he aplicado en su oración diaria.
En el Rosario, el incansable repetir de padrenuestros y avemarías acalla el cerebro para que el corazón medite los misterios principales de la vida de Cristo y de la Virgen. Como toda oración, la base es el silencio que escucha para entablar un diálogo donde bendecimos, adoramos, pedimos, intercedemos, damos gracias y alabamos.
Desde esta mirada me atrevo a rogar una serie de peticiones inspiradas en los misterios del Rosario:


Misterios Gozosos
Primer misterio:  
La Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios en las purísimas entrañas de la Virgen María. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que con corazón alegre seamos esclavos del Señor.

 Segundo misterio: 
La Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que, como tu prima Isabel, descubramos a Cristo en Ti.

Tercer misterio: El nacimiento del Niño Jesús en el pobre y humilde portal de Belén.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que, como los pastores, libres del miedo, descubramos y adoremos a Jesús en la debilidad, en la humildad y en la gloria del pesebre.
 
Cuarto misterio: La Purificación de la Virgen María y Presentación del Niño Jesús en el Templo.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que, como Simeón, aguardemos confiados la llegada del Salvador y aceptemos, como tú, al Signo de Contradicción aunque una espada nos atraviese el corazón.
 
Quinto misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que descubramos a Cristo en la Iglesia y en el templo de nuestro corazón.


Misterios Luminosos
Primer misterio: El bautismo de Jesús en el río Jordán.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que el Espíritu nos abra los cielos y descubramos al Hijo amado en el que el Padre se complace.
 
Segundo misterio: Jesús y María en las bodas de Caná.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que de igual modo que en Caná adelantaste la manifestación del Mesías en la cruz, la Eucaristía sea un adelanto de la Parusía, de la segunda venida de Nuestro señor Jesucristo.
 
Tercer misterio: Jesús anuncia el Reino de Dios e invita a la conversión.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que la Buena Noticia se haga reino en nuestro corazón y la compartamos alegres y amorosos con nuestro prójimo, de igual manera a como Cristo amó.
 
Cuarto misterio: La transfiguración de Jesús en el monte Tabor.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que en un "continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar", traigamos "el amor y la fuerza que derivan de éste, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios" (del último Ángelus de Benedicto XVI) 

Quinto misterio: La institución de la Eucaristía.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que la Eucaristía sea fuente, centro y culmen de nuestra vida cristiana.


Misterios dolorosos 
Primer misterio: La oración de Jesús en el huerto de Getsemaní.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que aceptemos a través de la oración continua la Voluntad de Dios aunque no coincida con la nuestra.

Segundo misterio: La flagelación de Jesús, atado a la columna.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que aceptemos que nos "azoten" por causa de la Justicia y descubramos el amor que se esconde en todo sufrimiento.

Tercer misterio: Jesús es coronado de espinas.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que aceptemos que nos insulten, nos persigan y calumnien de cualquier modo por Su causa.
 
Cuarto misterio: Jesús con la cruz a cuestas, camino del Calvario.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que aceptemos cargar con la cruz de cada día con amor manso y paciente.
 
Quinto misterio: La crucifixión y muerte de Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que aceptemos que nos crucifiquen  por causa del Perdón y del Amor


Misterios gloriosos
Primer misterio: La Resurrección del Señor.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que al resucitar nos muestres a Jesús, fruto bendito de tu vientre,

Segundo misterio: La Ascensión del Señor al cielo.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que volvamos siempre alegres a Jerusalén.

Tercer misterio: La venida del Espíritu Santo sobre el Colegio apostólico.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que el Espíritu Santo llene nuestra casa y sepamos hablar a cada uno en su lengua.

Cuarto misterio: La Asunción de Nuestra Señora al cielo.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que abogues para salvarnos de todo lo que nos juzga y nos mata y seamos, por el contrario, semilla sembrada en tierra buena que da fruto.

Quinto misterio: La coronación de la Virgen María como Reina del universo.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que Dios todopoderoso nos conceda que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria en el reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén».

Juan Pablo Navarro