Derecho a la vida - Sobre la dignidad del no nacido
La cosa es clara, todos tenemos derecho a la vida. Sin embargo la Ley lo niega. La legislación española reconoce el aborto como derecho, es decir, considera un derecho matar al ser humano que se desarrolla en el vientre materno. ¿Cómo puede ser?
Consideremos que unos padres matan a su hijo de sólo 5 días; serían reos de infanticidio con agravante de parentesco. Si razonablemente pensásemos que deben ser juzgados, ¿alguien se atrevería a decirnos que lo que queremos es meter mujeres en la cárcel?
Y es que, para defender el aborto, hay que considerar que el no nacido tiene un valor menor, que es un no sé que. Pero cuando lo valoras en lo que es, un ser humano en el inicio de su vida, completamente dependiente pero completamente individual, ¿cómo no escandalizarse ante su desprotección?
Desde que nos concibieron ya éramos Vida. Qué adulto considera que entonces, a él, sí, a él mismo, su madre tuvo derecho a decidir sobre si matarlo o no. Sólo pensarlo es demoledor, nuestra propia madre se nos convierte en un juez despiadado.
1.000.000 de muertos en China nos pueden resultar menos perturbadores para disfrutar de nuestro desayuno que un dolor de cabeza. Así somos. Si quitamos valor al niño antes de nacer es porque no lo vemos, porque no hemos alcanzado a amarle, porque no lo hemos hecho nuestro. Sí, como todo, es una cuestión de Amor.
Y lo curioso es que en nuestra época, las ecografías nos acercan a ese ser, al poco de ser concebido, para que nuestros pobres sentidos puedan reconocerlo y empezar a amar a ese "puñado de células". Todos mostramos orgullosos esas imprecisas imágenes de nuestros hijos porque sabemos que son un tesoro. Pues ese tesoro no tiene garantizado el derecho a la vida, pues tenemos derecho a ser verdugos.
Todo concebido tiene dignidad. Y esa dignidad inicial se concreta en un derecho básico, el derecho a la vida. Y ese derecho lo tiene por él mismo, por su calidad de ser humano. Ningún hecho externo, ninguna justificación, el ser deseado o no, rebaja su dignidad, rebaja su derecho.
El Hombre siempre se justifica; siempre justificamos nuestros homicidios, nuestros robos, nuestras mentiras. Y al justificarnos nos hacemos débiles, nos hacemos menos libres. Sólo al reconocernos tal como somos, sólo al tener valor de aceptar nuestra realidad, vivimos libres. Y es que en la Libertad y en el Amor es donde nuestra natural dignidad alcanza su pleno significado.
Un día, espero que no lejano, la sociedad descubrirá que la vida siempre es valiosa, que es siempre digna y que debemos ser valientes.
La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózala.
La vida es un misterio, desvélalo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es un combate, acéptalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es una aventura, disfrútala.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es la vida, defiéndela.
Teresa de Calcuta
P.D.: Una nota sentimental. Uno de mis hijos es adoptado. En su madre biológica concurrieron muchas de las justificaciones que se dan para abortar. Sin embargo, tuvo el niño y, al poco de nacer, renunció a él para que pudiera ser dado en adopción. Hoy, cuando veo sus hermosos ojos verdes, doy gracias porque la mujer que lo trajo al mundo fue tan valiente y tan libre que hasta logró renunciar al hijo de sus entrañas para darle a éste la oportunidad de vivir. Gracias.
Juan Pablo Navarro
maratania@maratamia.es
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