La Piedad Rondanini de Miguel Ángel y la libertad

http://maratania.files.wordpress.com/2011/06/la-piedad-de-rondanini-de-miguel-c3a1ngel-buonarotti.jpgEl único afán de cada hombre debe ser la libertad. Si tus ideas o tu vida no te hacen libre, cambia de ideas o de vida. La celebración de Pentecostés es una invitación a aceptar la llamada de la libertad. En donde hay un hombre libre está el soplo creador de Dios. De la misma manera que metafóricamente expresa el texto de los Hechos de los Apóstoles, una lengua de fuego se posó en cada uno de ellos, la libertad pertenece a cada uno de nosotros, a ti mismo, a mi mismo, como persona independiente, como rey de mi propia vida, y nos recrea en un hombre nuevo.
La libertad no es tanto la capacidad de elegir entre varios caminos como el fruto de recorrer el camino de la verdad, por eso decimos que la Verdad nos hará libres. Y es sólo un camino porque si la verdad puede ser paradójica, nunca puede ser plural. De esta manera, aunque busquemos por infinitos caminos, sólo hay uno que llegue al puerto donde somos completamente libres.
La elección de ser libres nos lleva a la consecución del ser perfecto que llevamos dentro, en pasar de ser hombres a ser hijos del hombre. Esa perfección la podemos entender en la Piedad de Rondanini de Miguel Ángel.
Miguel Ángel decía algo así como que la estatua estaba dentro del mármol y sólo había que sacarla. La Rondanini fue su última obra y trabajó en ella hasta su muerte en 1564, cerca de cumplir 89 años. Es, por tanto, la obra que representa lo que había llegado a ser, ya sin la cáscara que le cubría.
Como en la propia vida, Miguel Ángel hubiera podido seguir cincelando la Piedad si la muerte no hubiese dejado como definitivo lo que aparentemente estaba inacabado. Hoy sabemos, que su última obra no necesitaba un golpe más.
En ella, la exquisita belleza formal de la Piedad del Vaticano la sustituyó una espiritual belleza interior conseguida a través de la mezcla entre lo “finito” y el “non finito (el non finito es una técnica iniciada por Donatello en que se deja sin esculpir parte de la obra). Es expresión de la vida con sus claros y oscuros, con los caminos hollados y abandonados, con lo vivido y dejado por vivir. Es el cuerpo que muestra el espíritu. Es la perfección de lo aparentemente imperfecto.
Cristo y la Virgen se nos presentan unidos y, a su vez, en un equilibrio inestable, como si el cuerpo de Cristo se le resbalase. Como el Amor, que por un lado es unión con el otro y, a su vez, sumo desprendimiento. Ambos, aparecen de pie, con la madre en un sufrido esfuerzo por sostenerlo, metáfora del amor y de su compañero el sufrimiento.
Vemos en su Piedad, como la completa libertad creadora de Miguel Ángel le llevó a abrir nuevas fronteras, a descubrir nuevas formas de expresión, a ampliar los límites del arte. De igual modo, la libertad del enamorado de Cristo le lleva a una vida nueva y verdadera.

Miguel Ángel esculpió en un inicio el cuerpo de Cristo más adelante y separado de la Virgen. Finalmente, cambió de idea, quedando de esta primera versión un brazo unido a la roca. Es el arrepentimiento más famoso de la historia del Arte. Y ese brazo quedó así, formando parte del todo. Y es que, en el verdadero arte, en la vida vivida en verdad, vivida libre, todo queda integrado, todo comprendido, todo renovado en una realidad que se hace nueva, que se hace infinita, que nos muestra lo uno y lo múltiple, que explica lo que ha sido, lo que es y lo que será, que te deja aquí y te lleva a todas partes, que te hace a ti y te hace otro, que te revela tu yo, que te revela al otro, dejando colmados todos lo anhelos, todos los anhelos de la libertad, que son sólo uno, que son sólo anhelo de lo perfecto, anhelo de trascendencia, anhelo de Dios.
Extraído de la Bitácora de Maratania

La Piedad Rondanini de Miguel Ángel – A propósito de Pentecostés, la libertad y la perfección



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