Existen barreras para el Amor que dan sólo amor, amor escaso,
cercado, de alguna manera frustrado. Cuando el instante que queremos
eterno se nos escapa, cuando mirando lo admirado no alcanzamos a
aprehenderlo y cuando al ser salvado de las aguas y con gesto agradecido
queremos abrazar al que nos dio la mano, comprobamos los limites de
nuestros gestos.
Sólo una pared que tocamos, voces que se nos esfuman, sólo una mirada
que, cuando más amamos, es como mirar al otro lado a través de un cristal, son el corto premio a nuestra búsqueda. Y aunque amemos confiados
siempre hay un más allá que se nos va. Y así, como al contemplar el
atardecer en la playa nos regalamos para que no se nos escape ni el
tiempo ni el espacio y que todo nuestro yo esté en ese entonces,
intensamente, en ese allí, es, en conclusión, sólo arena que resbala de
nuestras manos.
Así que entonces, ahora, aquí, sólo me que queda agarrarme a la
Esperanza de que habrá un tiempo que no será Tiempo, un Aquí que no será
aquí, que será un Cielo en que tú, yo y Él seremos, sí, solo Amor, Amor
eterno, Amor total. Que así sea.
Juan Pablo Navarro
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